jueves, 24 de enero de 2013

Directoras de cine (Film directors)

Kathryn Bigelow


En los últimos años, el gran éxito de dos directoras de cine Kathryn Bigelow y Susanne Bier, han situado por fin la mujer en un lugar de privilegio en la dirección y se hacen merecidamente un  sitio donde antes solo era cosas de hombres, hasta el año 2012 con Kathryn Bigelow, jamás una mujer había conseguido un oscar en este apartado.
Kathryn Ann Bigelow (San Carlos, California, 27 de noviembre de 1951) es una directora de cine, guionista y productora estadounidense. Especialmente conocida por películas como Near Dark, Point Break, K-19, con Harrison Ford y Liam Neeson y, la ganadora de seis Oscar, The Hurt Locker. Es la primera mujer en la historia que ha ganado el Óscar al mejor director y el premio al mejor director ("Directors Guild of America Award for Outstanding Directing–Feature Film") del Sindicato de directores de Estados Unidos; ambos por The Hurt Locker (En tierra hostil). Ahora vuelve a triunfar con “La noche más oscura” (Zero Dark Thirty).
Susanne Bier es una directora, guionista y productora de cine danesa. Nació el 15 de abril de 1960 en Copenhague. Se dio a conocer internacionalmente con películas realizadas bajo los parámetros del movimiento fílmico Dogma 95.
Bier fue una destacada participante del movimiento dogma 95, bajo cuyos postulados realizó películas como Elsker dig for evigt (2002). Más tarde, Susanne realizó el filme Brødre (2004), donde continuaría empleando una estética cercana a la de dogma, pero sin seguir al pie de la letra todas las reglas del movimiento. En 2006, filmó Efter brylluppet (Después de la boda), producción nominada al Oscar como mejor película en lengua extranjera. En el 2007 estrenó su producción Things We Lost in the Fire (Cosas que perdimos en el fuego).
Susanne Bier

En 2010, dirigió la película Hævnen (En un mundo mejor-Venganza), con la que ganó los premios Globo de Oro 2011 como mejor película en lengua no inglesa y el Óscar de 2010 como mejor película extranjera. Ahora vuelve a triunfar con “Amor es todo lo que necesitas”.

Un poco de historia:
Como se sabe, el lugar social de la mujer en la Historia del Cine ha venido dictado autoritariamente por los roles propios del objeto sexual con sus características específicas (atractivo, belleza, glamour, juventud) y/o por su condición de personaje subsidiario del varón, de quien dependía en cuanto “esposa de”, “madre de”, “amante de” o “hija de”. Para nada se han tenido en cuenta los oficios del cine desempeñados por mujeres, incluso aquellos en que eran mayoritarias como peluquería, maquillaje, vestuario o script-girl.
Parece que las mujeres sólo estaban en la pantalla como sombras proyectadas desposeídas de realidad sustantiva y hasta en el patio de butacas únicamente se consideraba el público masculino, pues los textos fílmicos del cine patriarcal negaban el deseo femenino y la mujer sólo aparecía como quien desea desear.
Ciertamente, la mujer en el cine siempre ha estado de cuerpo presente, que no sólo significa convertida en cosa como un cadáver, desactivada de subjetividad y opinión, sino que esa presencia empieza y acaba con el cuerpo. De ahí el enorme trabajo en otorgarle la perfección de la belleza con el maquillaje en su piel sin arrugas o el vestido en un cuerpo esculpido, trasladando en viaje simbólico el cuerpo sublimado e inmarcesible a la condición de la deidad.
La mujer del cine se reduce a ese cuerpo que sirve para su profesión de actriz, un trabajo cuya naturaleza es la máscara y el travestismo, la negación de sí y la alienación en esa Otra que ha adquirido el carácter de Diosa. Las actrices deben ser de plastilina, lo que significa carentes de estructura firme, moldeables  y de olor agradable, para dejar de ser ellas mismas y transformarse en otra cosa. Ello viene exigido no sólo por los personajes que interpretan en las ficciones de las salas cinematográficas sino también fuera de ellas, cuando sirven para convocar a las masas de público y vender las películas. Hay que recordar que el estrellato se establece como base económica por los estudios fundadores de Hollywood (Famous Players-Lasky, Universal, Fox, Metro) entre 1915 y 1920 en cuanto las películas compiten entre sí en función de las estrellas, principalmente femeninas; por tanto, bajo el glamour que parece elevar a la mujer al moderno Olimpo se oculta, en realidad, una nueva cosificación con su conversión en mercancía, esto es, capital económico sustancial en el conjunto de bienes de las industrias culturales cuyo mayor patrimonio es siempre inmaterial.
La Historia del Cine, hecha por hombres, que trata sobre una realidad monopolizada por varones, deja a las mujeres en una mera ilustración, en fotos que ‘embellecen’ las enciclopedias o se limitan a la erudición de las filmografías o el cotilleo de la vida privada. Pero en ningún caso hay párrafos sustantivos en esa historia donde se hable de mujeres creadoras dedicadas al arte cinematográfico. Hasta que, prácticamente, en la última década del siglo XX no comienza de forma significativa su incorporación a las profesiones cinematográficas de mayor rango autoral (guión y dirección) los nombres de mujeres que han ejercido esos oficios quedan como un mero apéndice, un etcétera en los libros, como Esfir Shub; su condición de directoras aparece como marginal en sus propias biografías si se da la circunstancia, además, de que hayan sido actrices, como pone de relieve el caso de Jeanne Moreau o Ida Lupino, incluso nuestra Ana Mariscal; han sido situadas del brazo de un varón, como Clare Peploe, a quien siempre se cita como consorte de Bernardo Bertolucci, o Natalia Bondarchuk, a la que se tiene sólo como actriz de Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972) o hija del célebre director Sergei Bondarchuk.
La primera mujer directora de la historia del cine fue la francesa Alice Guy-Blaché (1873-1968) que empezó a dirigir ¡en 1896!. Una auténtica pionera del cine. Su primer film es "La fée aux chaux", y aunque comenzó siendo la secretaria del importante industrial cinematográfico León Gaumont, su filmografía abarca más de una veintena de títulos en más de veinte años de profesión, incluyendo una etapa americana en la que se incluyen "The girl with green eyes" (1916) y "Vampire" (1920).
Poco después aparece la italiana Elvira Notari (1875-1946) que se inicia con "Arrivederci movimentari a colori" (1905-10) y se preocupa por acercar la cultura al pueblo con una numerosa filmografía que abarca hasta 1930, cuando las dificultades con el sonoro le hacen retirarse de la dirección.
Otra gran pionera fue la francesa Germaine Dulac (1882-1942) que empieza con "Les roeurs enemies" en 1915, y se interesó por la búsqueda de nuevas formas de expresión artística, formando parte de la vanguardia del surrealismo y del cine abstracto con algunas de sus películas y sus escritos sobre la teoría del cine, que levantaron mucha polémica. Entre sus últimas obras citar "Le diable dans la ville" (1924) y "The seashell and the clergyman" junto a los cortos "Disque 927 (1928) y Étude cinégraphique sur une arabesque (1929). Y Dorothy Arzner (1900-79) que fue guionista, montadora y dirigió "La reina de la moda" (1927) y también "Hacia las alturas" en 1933.
En 1931 la directora Leontine Sagan dirige una espléndida película, que además de ser una obra de culto entre las mujeres lesbianas, es una obra maestra del cine por la manera delicada y sensual con la que aborda el deseo femenino por otras mujeres.
Leni Riefenstahl

En los años 30 destaca la alemana centenaria Leni Riefenstahl (1902-2003), que empezó siendo actriz y se inició en la dirección en solitario con "Sieg des Glaubens. La acogida de sus primeros trabajos fue tan buena en el partido nazi que se le encargó la película de los JJ.OO., encargó que la sitúa en lo más alto con la impresionante pero nazi "Olimpíada" (1936) de casi 4 horas de duración. Estuvo en la cárcel por colaborar en la propaganda nazi y retomó la dirección con "Tiefland" en 1945, y poco antes de su muerte, aún se la pudo ver en el fondo del mar dirigiendo un gran documental submarino. Una mujer increíble, lástima que fuera la encarnación del ideal ario que tenía Hitler.

Ida Lupino

Después es importante la inglesa Ida Lupino (1917) que también fue actriz y comenzó a dirigir en 1950 con "Never fear", terminando su carrera con la divertida "Ángeles rebeldes" en 1966, pero sobre todo la belga Agnés Varda (1928) que es precursora de la Nouvelle Vague francesa con "La pointe courte" de 1954, y continúa en la vanguardia con "Cleo de 5 a 7" (1961), y después sigue con películas más amables como "La felicidad" (1964) o comprometidas con el feminismo como "Una canta, la otra no" (1977), o sus recientes documentales "La espigadora" y "Los espigadores" (2000). Agnés Varda también fue actriz y estuvo casada con el director Jacques Demy, aunque no sin algo de razón se decía que las películas de su marido eran más femeninas que las de ella, muy edulcoradas.
Y en el underground americano destacan las aportaciones de directoras como Shirley Clarke con "The connection" (1961), Barbara Rubin, Storm de Hirsch, Maya Deren, Marie Menken...
Liliana Cavani

En estos últimos años destaca la también escritora y guionista francesa (nacida en Indochina) Marguerite Duras (1914-96), quien además de ver adaptadas algunas de sus novelas dirigió desde 1970 hasta 1984, estrenándose con "Détruire, dit elle" (1970). Después irrumpe con fuerza la italiana Liliana Cavani (1937) con "El portero de noche" (1975) con la que escandaliza al recrear una historia de tortura, sexualidad y nazismo muy polémica, pero cuyos siguientes trabajos son muy ignorados y poco apreciables.
También brilla, con una carrera situada a veces al margen de los cánones comerciales pero con incursiones en él, la belga Chantal Akerman (1950) que empieza con "Hotel Monterrey" (1972) y cuya larga e interesante filmografía tiene incluso algún título reciente y conocido como "Un romance en Nueva York" (1996). También hay que destacar a la norteamericana Susan Sontag (1933-2004) al frente de la intelectualidad neoyorquina (junto a la artista de vanguardia Laurie Anderson (1946) directora de "Dearreader" en 1974) con títulos como "Duet for cannibals (1970) y otros.
 
Susan Seidelman


En las últimas décadas destaca "Chicas de Nueva York"(1987), de Lizzie Borden,  la norteamericana Susan Seidelman (1953) con "Buscando a Susan desesperadamente" (1984); la francesa Coline Serreau (1948) con la exitosa comedia de situación "Tres solteros y un biberón" (1985); la americana Penny Marshall (1942) con "Big" (1988) y "Despertares" (1990); la también americana Randa Haines (1947) con "Hijos de un dios menor" (1986); las neozelandesas Niki Caro con las maravillosas "Memoria y deseo (1997) y "Whale rider" (2002), y Jane Campion (1954) con "Sweetie" (1989) y la aclamada "El piano" (1992); la americana Amy Heckerling (1954) con "Mira quién habla" (1989); la hindú Mira Nair (1957) con "Salaam Bombay" (1988) y la sensual Kama Sutra (1996); la también hindú Deepa Mehta (1949) con sus reivindicativas "Fuego" (1996) y "Agua" (2005); la noruega de origen japonés Liv Ulman (1939) con "Sofie" (1992) ; la norteamericana Martha Coolidge (1946) con "El precio de la ambición" (1991); la norteamericana Nora Ephron (1942) directora de las populares "Algo para recordar" (1993) y "Tienes un e-mail" (1998); la italiana, también actriz, Valeria Bruni Tedeschi (1964) con la ingeniosa y divertida "Es más fácil para un camello"(2003); la francesa Agnes Jaoui (1933) que dirige las sutiles "Para todos los gustos" (2000) y "Como una imagen" (2004); Mimi Leder (1957) con "El pacificador" (1996) una película de acción ejemplo de cine supuestamente poco femenino; Lone Scherfig (1959) con "Italiano para principiantes" (2000) y "Wilbur se quiere suicidar" (2004); la norteamericana Kimberley Pierce (1967) con la dramática "Boys don't cry" (1999), Romance X (1999) de Catherine Breillat ; Marleen Gorris con "Antonia" (1995); Sofia Coppola que ha dirigido films interesantes como "Las vírgenes suicidas" (1999) o "Lost in translation" (2003).
Nora Ephron



Algunas directoras españolas
La pionera del cine español es Rosario Pi (1899-1968), que dirigió "El gato montés" (1935) y "Molinos de viento" (1937), además de ser guionista, productora y cofundadora de la productora Star Films. Hasta los años 40 no aparece Ana Mariscal (1925-1995), que primero fue actriz destacada hasta que dio el paso a la dirección con el corto "La misa en Compostela" (1946), debutando en el largo con "Segundo López, aventurero urbano" en 1952, siendo muy prolífica hasta los 60 con 11 títulos entre los que destaca una gran película como "El camino" (1964). No tan prolífica y en labores compartidas con Rafael Torrecilla aparece la acrtiz Margarita Aleixandre (1923) que codirige "La ciudad perdida" en 1954) y "La gata" en 1955.
Después, aunque en principio trabajando para la televisión, destaca Josefina Molina (1936) que fue la primera mujer en diplomarse en la Escuela Oficial de Cinematografía, y debuta en el cine con "Vera, un cuento cruel" (1973) aunque sus films más exitosos son "Función de noche" (1978), el drama histórico "Esquilache" (1988) y el folklórico "La Lola se va a los puertos" (1993). Otra realizadora a destacar es Cecilia Bartolomé (1943) que entre 1964-68 filma varios cortos y en 1977 el film "Vámonos Bárbara".
Ana Mariscal

Pero la directora más importante del cine español es Pilar Miró, quien también estuvo al frente de TVE y al mando de la Cinematografía española, con su decreto Miró de apoyo al cine español, aunque sus mayores éxitos fueron como directora. Pilar Miró nació en 1940 y murió en 1997, dando sus primeros pasos en TVE, donde fue la primera mujer realizadora en 1963, estrenándose en el largo con "La petición" en 1976, siendo sus películas más destacadas "El crimen de Cuenca" (1979) que conllevó un polémico proceso judicial, "Beltenebros" (1991) y "El perro del hortelano" (1996).
Más recientes son las aportaciones de Isabel Coixet (1960) directora de "Cosas que nunca te dije" (1996) rodada en EE.UU. y en inglés, "A los que aman" (1988) y las más recientes "Mi vida sin mí" (2003) y "La vida secreta de las palabras" (2005); Icíar Bollaín (1967), actriz destacada en "El sur" de Víctor Erice, que es cofundadora de Iguana Films y se estrena en el largo con "¡Hola!¿estás sola?" (1995) y después rueda "Flores de otro mundo" en 1999 y recientemente "Te doy mis ojos" (2003) y "Mataharis" (2007); Gracia Querejeta (1962) hija del productor Elías Querejeta (que no ha dado el paso a la dirección pero marca su sello en sus producciones) y directora de "Una estación de paso" (1992), con guión de padre e hija, "El último viaje de Robert Rylands" (1996) y "Cuando vuelvas a mi lado" (1999); Chus Gutiérrez (1962) que en los 80 estudia sonido e iluminación en Nueva York y se estrena en la dirección con cortos como Porro on the roof y finalmente en el largo con "Sublet" (1991), y después "Sexo oral" (1994) y "Alma gitana" (1995).
Y bastantes más, pero esto es sólo un pequeño, incompleto, limitado acercamiento a la contribución de las mujeres en el cine.

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