miércoles, 19 de septiembre de 2012

Audrey Hepburn (1929-1993) (Biografía - Biography)





Audrey Kathleen Ruston nació el 4 de mayo de 1929 en Ixelles/Elsene, un pueblecito de Bélgica. La madre de la niña era la baronesa Ella van Heemstra, de nacionalidad holandesa, mientras que su padre, Joseph Hepburn Ruston, era británico, aunque acababa de conseguir un trabajo en los Países Bajos. Durante toda su vida, Audrey mantuvo el pasaporte británico, nacionalidad a la que tenía derecho por línea paterna.
Aunque en un principio estuvo rodeada de lujos, la infancia de Audrey se vio marcada por el divorcio de sus padres, y porque fue testigo de primera mano de las crueldades de los nazis, que mataron a varios familiares suyos. Durante la II Guerra Mundial, vivió en Holanda, país natal de su madre, que le hizo adoptar su apellido, Van Heemstra, y le obligó a hablar en holandés, para que los nazis no la relacionaran con Gran Bretaña. Pasó hambre y calamidades que hicieron estragos en su constitución física.


Desde pequeña, Audrey Hepburn estuvo necesitada del afecto de su padre, que apenas la prestó atención durante toda su vida, y de su madre, que a pesar de que la adoraba, se comportaba con gran frialdad aristocrática con ella. Estudió para bailarina, su verdadera vocación, pero finalmente tuvo más éxito como modelo en Londres. Enseguida llamó la atención de los productores que le ofrecieron pequeños papeles. Su primera aparición cinematográfica fue en “Nederlands in 7 Lessen”, donde interpretaba a una azafata de una compañía aérea.
Enseguida le salieron otros papeles en la divertida comedia “Oro en barras”, y en “Americanos en Montecarlo”. Con su papel secundario en la comedia romántica “Young Wives Tale” llamó la atención de los ejecutivos de la compañía estadounidense Paramount, que negociaron duramente para que la actriz se pasara al cine americano.


Su primera película de Hollywood fue la mítica “Vacaciones en Roma”, de William Wyler, donde era una princesa decidida a pasar un día como una turista normal en la Ciudad Eterna, donde recibe la interesada ayuda de un intrépido periodista, encarnado por Gregory Peck. “En Audrey no había ni pizca de mezquindad ni de egoísmo. Tenía muy buen carácter y supongo que la gente se daba cuenta de eso. No era chismosa, traidora, mezquina ni ambiciosa, características que tanto abundan en este negocio. Es fácil querer a Audrey”, comentó Peck. Por este trabajo, la actriz se convirtió en una celebridad internacional y obtuvo un merecido Oscar a la mejor actriz.
Pasó de William Wyler a Billy Wilder, otro de los grandes, que de princesa la transformó en hija del chófer en “Sabrina”. El rodaje fue complicado porque su “partenaire”, Humphrey Bogart tenía problemas con la bebida. Ella mantuvo un sonoro romance con su otro compañero de reparto, William Holden, que estaba casado, pero rompió con él cuando se enteró de que se había hecho una vasectomía, ya que Audrey deseaba por encima de todo tener hijos.
Al final acabó casándose con Mel Ferrer, que fue su compañero de reparto en “Guerra y paz”, una digna adaptación de la celebérrima novela de Tolstoi. Su matrimonio con el actor no fue del todo satisfactorio para Audrey, que estaba muy enamorada pero no se sentía correspondida. Se quedó embarazada pero finalmente perdió el niño, lo que le hizo caer en una terrible depresión.


Sólo consiguió salir del túnel al quedarse encinta nuevamente, y dar a luz a su hijo Sean Hepburn Ferrer, que se convirtió, como no podía ser de otra manera, en el motor de su vida. “Desde pequeña, lo único que deseaba era tener un hijo, o montones de hijos”, comentó la actriz.
A Hepburn solían emparejarla los primeros años con actores maduros, pues tras el rodaje con Bogart pasó a protagonizar “Una cara con ángel”, con Fred Astaire, y “Ariane”, con Gary Cooper. A nivel actoral, su trabajo más esforzado es posiblemente “Historia de una monja”, basada en el caso real de una religiosa enviada al Congo a trabajar como enfermera. Justo después rodó un western fallido, pero interesante por momentos, “Los que no perdonan”, film del que renegó incluso su director, John Huston, quien en su autobiografía aseguraba que no lo podía soportar. Otro de los grandes errores de Hepburn fue protagonizar “Mansiones verdes”, dirigido por su marido, un film bastante discreto.

Con Gary Cooper, Billy Wilder y Maurice Chevalier

El personaje con el que más se identifica a Audrey Hepburn es Holly Golightly, la protagonista de “Desayuno con diamantes”, que acude a fiestas de la alta sociedad en busca de un novio solvente al que cazar. Basada libremente en la novela de Truman Capote, es una de las mejores películas de Blake Edwards. A día de hoy llama la atención que un ejecutivo de los estudios llegara a ordenar que quitaran “esa maldita canción”, refiriéndose a “Moon River”, que se ha convertido en un clásico. Para compensar este desaire, Audrey tuvo el detalle de escribir a Henry Mancini, el compositor. “Tu música nos ha hecho volar”, le explicaba la actriz. Esta vez sí que emparejaron a Audrey con un actor de su edad, George Peppard, que sin embargo no estaba a la altura de su talento.
Interpretó a una profesora acusada de lesbiana por una niña vengativa en la adaptación de la obra de Lilian Hellman “La calumnia”, nuevamente bajo la batuta de William Wyler, que volvería a reclutarla en la comedia, “Cómo robar un millón”. Por su parte, Charada es una genial cinta de suspense a lo Hitchcock con mucho humor, dirigida por Stanley Donen, con irrepetibles secuencias de la actriz con Cary Grant.
Después de la comedia romántica “Encuentro en París”, Hepburn tuvo una amarga experiencia durante el rodaje de “My Fair Lady”, un excelente musical de George Cukor. La actriz fue escogida porque el productor Jack Warner quería una gran estrella, en detrimento de Julie Andrews, que había protagonizado el musical en Broadway. Ella habría hecho un gran trabajo como cantante, mientras que Audrey Hepburn tuvo que ser doblada. En la noche de los Oscar, Hepburn fue nominada, pero competía con Julie Andrews, que finalmente fue la ganadora, por “Mary Poppins” (su primer largometraje). En el discurso de aceptación, Andrews fue bastante vengativa, pues le agradeció irónicamente la estatuilla a Jack Warner.


Audrey Hepburn hizo un gran trabajo como invidente en “Sola en la oscuridad”. Al citado Stanley Donen le costó mucho trabajo convencerla de que volviera a trabajar con él en la especialmente memorable “Dos en la carretera”, escrita por Frederic Raphael. Se resistía a ser la protagonista porque era una película de tono más descarnado y realista que las comedias blancas y elegantes que ella siempre insistió en interpretar, para mantener su imagen sofisticada. Un ejemplo de que la película no se parece en nada al resto de su filmografía son las palabras malsonantes de la secuencia final, insólitas en una película de Audrey Hepburn. Por otra parte, el resto de sus películas suelen tener un montaje cronológico, a diferencia de lo que ocurre con esta excelente disección de la vida conyugal.
En la última etapa de su carrera, Hepburn estuvo más centrada en su vida familiar que en el cine. Prefería estar con su hijo que rodando cine. En 1968 se divorció de Mel Ferrer, y se emparejó con Andrea Dotti, médico más joven que ella, con el que tuvo un segundo hijo llamado Luca. La relación con Dotti también fracasó.
Volvía al cine en ocasiones puntuales, cuando le interesaba mucho el proyecto o sus responsables insistían hasta la saciedad. Fue la protagonista de “Robin y Marian”, romántica revisión de la leyenda de un Robin Hood ya maduro, interpretado por Sean Connery. Le siguieron las discretas “Lazos de sangre”, “Todos rieron” y el telefilm “Amor entre ladrones”. Se despidió del cine para siempre con “Para siempre”, de Steven Spielberg, donde aparecía como secundaria interpretando a un ángel. El papel le iba al pelo, pues en la vida real era un ser angelical que dedicaba mucho tiempo a las labores humanitarias. Lejos del mundo del cine y del ruido de la ciudad, se refugia en una casa de campo en Suiza, en un pueblo de medio millar de habitantes donde lleva una vida tranquila con sus hijos. En esta época, al asistir a un set de filmación conocerá a su último amor, el actor holandés Bob Wolders, su único fiel amor, según Audrey declaraba a la prensa.
En 1988 fue nombrada embajadora de UNICEF, y p se dedicó de manera incansable a combatir el sida y la desnutrición de los niños del tercer mundo. Viajó por muchos países realizando una  labor humanitaria en agradecimiento a la ayuda que recibió en su niñez. Fue muy recordado su último viaje a Somalia donde un cáncer le hizo abandonar su solidaria actividad y acabó con su vida poco después.
En 1993, meses después de su muerte, la academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood le concedió un Oscar Humanitario Jean Hersholt por su labor como embajadora permanente en UNICEF.
Algunos de sus compañeros decían de ella:

-Cary Grant: Todo lo que pido por navidad es realizar otra película junto a Audrey Hepburn

-Rex Harrison, que en un principio prefería a su compañera en el teatro Julie Andrews de “My fair lady” para la versión cinematográfica decía de Hepburn, “su principal dama”.

-Elizabet Taylor, que compitió con ella para el mismo papel de” My fair lady” dijo el mismo día de su muerte: “Dios estaría contento de tener un ángel como Audrey con Él”

-Gregory Peck íntimo amigo desde que hicieran “Vacaciones en Roma”, recitó su poema favorito Unending love de Tagore ante las cámaras tras la muerte de la actriz.


Su última pareja Bob Wolders, sus ex-maridos, y sus dos hijos Sean y Luca estuvieron acompañando el funeral en ese pequeño pueblo de un valle suizo donde ella había decidido vivir. Era un día frío y gris de enero de 1993. Sus cinco hombres estuvieron juntos en el cementerio acompañando a la más encantadora actriz que ha dado el cine. En su funeral se dejó inscrito: "Si en el cielo existen los ángeles, estoy convencido de que deben tener los ojos, las manos, el rostro y la voz de Audrey Hepburn".
Su cara de ángel, su inocente y hermosa sonrisa, su luminosa mirada, su figura esbelta y tenue, su personalidad sincera y honesta, su estilo elegante, su dignidad... han traspasado las fronteras del tiempo.


"Moon river"


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